Nombre completo: República de Polonia

Superficie: 312.685 km²

Población: 38.625.478 hab.

Capital: Varsovia (1.750.000 hab.) Nacionalidades y etnias: 98% polacos, 1,3% alemanes, 0,6% ucranianos 0,5% bielorrusos

Idioma: polaco Religión: 95% católicos Régimen político: república parlamentaria

Electricidad: 220 V, 50 Hz

 

Algunos datos interesantes sobre Polonia


Uno de los días más importantes de Polonia es el 11 de noviembre, en recuerdo de esa fecha de 1918 cuando recupero su independencia luego de 123 años.

El nombre Polonia se origina de la tribu "Polonie" que significa "personas que viven en los campos"

La constitución Polaca fue la primera en Europa y la segunda en el mundo. 

Wieliczka es la única mina de sal del mundo que esta en funcionamiento desde la Edad Media. Tiene más de 3000 kms de tuneles que llegan hasta 327 m de profundidad. 

Es uno de los mayores productores mundiales de carbón. Las reservas se estiman desde 45.400 millones de toneladas.

El alfabeto polaco tiene 32 letras. 

Polonia tiene 17 ganadores del Premio Nobel, 4 premios de la Paz y 5 Premios Nobel de Literatura. 

Principales zonas y lugares de interés turístico

VARSOVIA: A pesar de haber sido fundada tardíamente respecto a la historia polaca (a principios del siglo XIV), Varsovia ha desempeñado el papel de capital de la nación -con algunas interrupciones- desde 1611. Durante mucho tiempo actuó como centro industrial y cultural, y llegó a convertirse en una de las urbes más refinadas y hermosas de Europa central hasta que adquirió el título de Ciudad más Devastada en la II Guerra Mundial. Respecto a su apariencia y su espíritu, Varsovia se forjó esencialmente como un producto de la posguerra. Sus escasos oasis históricos han sido meticulosamente reconstruidos, si bien la mayor parte del paisaje urbano data de la época contemporánea. Esta nueva fachada de la capital resulta impresionante más por la determinación con la que surgió que por sus edificios de la época estalinista y sus insulsos barrios formados por viviendas de cemento prefabricadas. El río Vístula divide a la metrópoli en dos zonas dispares. En el sector occidental, la ribera izquierda, se encuentran el centro urbano propiamente dicho y, hacia el Norte, la ciudad vieja. La mayoría de los monumentos y el grueso de las instalaciones turísticas se hallan en este lado del río. El distrito de Praga, en la ribera derecha, no cuenta con mayores puntos de interés y apenas es visitado por los turistas. La ciudad vieja fue totalmente reconstruida tras haber sido completamente arrasada durante la guerra. El objetivo de esta monumental reconstrucción, entre 1949 y 1961, buscaba reproducir la apariencia de la localidad durante los siglos XVII y XVIII, su época de mayor esplendor. Los fragmentos de las construcciones originales que se hallaron entre las ruinas se emplearon en la reconstrucción. Por ser la capital de Polonia, Varsovia constituye un ajetreado centro local e internacional de comunicaciones por avión, tren y autobús. La principal estación de tren está ubicada en el centro; la terminal de autobús se encuentra al oeste del centro urbano; el aeropuerto se halla en las afueras, en dirección sur, a unos 10 km del núcleo de la ciudad.

CRACOVIA: Cracovia, la capital durante medio milenio, ha presenciado y absorbido más historia que ninguna otra ciudad polaca. Además, consiguió salir intacta de la última gran guerra y ha conservado abundantes muestras arquitectónicas de diferentes épocas. Los efectos del siglo XX se han limitado a la lluvia ácida; las edificaciones más elevadas del perfil de Cracovia no son rascacielos sino agujas de antiguas iglesias. Sin embargo, la urbe no permanece como un monumento silencioso a los sucesos del pasado, sino como una población repleta de vida y personalidad. La ciudad vieja, de reducidas dimensiones y rodeada de jardines, resulta absolutamente encantadora. La plaza del Mercado Principal se encuentra flanqueada por edificios históricos, museos e iglesias. La iglesia de San Adalberto, que data del siglo X, es una de las más antiguas. Si se topa con un cura entusiasta en un momento de generosidad es posible que abra los ataúdes de la iglesia de los Franciscanos Reformados, aunque podría provocar problemas digestivos a quien observe boquiabierto algunos de los cuerpos momificados. Una de las mejores instituciones culturales de la urbe, el Museo Czartoryski, acoge una impresionante colección de arte europeo, así como de objetos de artesanía asiáticos y armaduras. Cracovia fue la tierra donde Oscar Schindler inició su labor humanitaria para evitar el mayor traslado posible de judíos a los campos de exterminio; se organizan visitas guiadas que permiten recorrer algunos de los enclaves relacionados con su vida.

Grandes Lagos de Mazuria: En la zona central de Mazuria se encuentra la mayor concentración de lagos de Polonia; de hecho, más del 15% de la región está cubierta de agua. Los principales lagos, el Sniardwy y el Mamry, están unidos por medio de ríos y canales formando un extenso sistema de vías fluviales. De más está decir que este paraje se ha convertido en uno de los destinos más populares para los amantes de los veleros y del piragüismo. Alrededor de los lagos surgen algunas poblaciones; las mayores son Gizycko y Mikolajki. Esta última concentra la mejor oferta gastronómica y de alojamiento, aunque la mayoría de los establecimientos cierran fuera de temporada. Resulta factible recorrer la zona de los lagos en bicicleta, una opción altamente recomendable debido al deplorable estado del transporte público de la región. Cada noche llegan trenes a Gizycko desde Gdansk. Otra posibilidad supone desplazarse a Ruciane-Nida, en los lagos del sur, desde Bialystok y Varsovia.

OSWIECIM: Esta población industrial, ni grande ni pequeña, se ubica a 60 km al oeste de Cracovia, y no puede considerarse una atracción en el sentido estricto de la palabra. Aunque su nombre en polaco resulta poco familiar, su traducción al alemán, Auschwitz, evoca una gran tragedia. Si bien en 1945, los nazis en retirada desmantelaron parte de lo que fue su mayor campo de concentración, lo que queda de estas fábricas de destrucción en esta tranquila zona rural resulta más que suficiente para mostrar la magnitud del Holocausto. Cuatro millones de personas, de las cuáles dos millones y medio eran judíos, fallecieron en Auschwitz y en el cercano complejo de Birkenau. Ambos enclaves están abiertos al público y se mantienen, básicamente, intactos desde que los nazis los abandonaron. Las historias que aún susurran las cámaras de gas, los crematorios, los barracones y el alambre de púas lo convierten en un lugar conmovedor y espeluznante

TORÚN: Torún, a 200 km al sur de Gdansk, vio nacer a Copérnico, el "hombre que detuvo el Sol y movió la Tierra". Esta bella ciudad data del siglo XIII, cuando los caballeros teutones la convirtieron en uno de sus primeros puestos de avanzada. En la década de 1280, Torún pasó a ser un puerto hanseático y atravesó por una época de opulencia en la que se construyeron los elegantes edificios góticos que aún permanecen. El único problema de quien pase algunos días paseando por la urbe y saboreando el pan de jengibre local es que se sature ante la extraordinaria belleza de sus paisajes, propios de una postal.

ZAMOSC: La ciudad de Zamosc fue completamente planificada y construida hace cuatro siglos por orden del canciller Jan Zamoyski. Pretendía crear una urbe perfecta que actuara como importante centro cultural y comercial, así como fortaleza inexpugnable. El experimento tuvo éxito, y como la población se hallaba en la intersección de algunas importantes rutas comerciales, de inmediato atrajo capital e inmigrantes, y desarrolló una vigorosa tradición intelectual. Zamosc demostró que era capaz de defenderse al ser una de las tres ciudades polacas que resistió el asedio sueco de 1656. En la actualidad, constituye un paraje encantador, bastante alejado del circuito turístico, pero con alojamientos a precios razonables y algunos bares y locales nocturnos atractivos. Los enlaces por tren y carretera se efectúan principalmente en Lublin, a unos 120 km al Noroeste.

GLOGOWEK: Escondido en las estribaciones de los Sudetes, Glogowek forma parte del conjunto de poblaciones medievales de esta zona que han conservado su disposición original, con su plaza, su iglesia y sus antiguas viviendas. La imagen negra de la Virgen María con Niño, situada en la réplica de un altar italiano, atrae como un imán a los peregrinos. Cuenta con un pequeño hotel y un albergue juvenil que abre en verano. Diversos trenes enlazan Glogoek con Cracovia y otras poblaciones, vía Nysa.

Geografía

Por su situación en el corazón del Viejo Continente, Polonia ha constituido tanto un puente como un frente entre Europa oriental y occidental.

Con su forma cuadrangular, Polonia abarca un máximo de 680 km de Este a Oeste y 650 km de Norte a Sur. Limita con el mar Báltico al Noroeste, con Alemania por el Oeste, con la República Checa y Eslovaquia en el Sur, y con Ucrania, Bielorrusia, Lituania y Rusia al Este.

Historia

Las fronteras polacas parecen invitar a apropiarse de ellas. Los grandes constructores de imperios europeos (y otros no tan grandes) han entrado y salido de esta tierra desde que los polans (gente de los campos) llegaron en el siglo X. Las implacables invasiones cesaron recientemente con la decadencia de la influencia soviética.

Pero guerras y sometimientos no constituyen los únicos elementos en la historia de Polonia. Esta nación -una de las generadoras de cultura en Europa- ha prosperado bajo el mandato de cultos y enérgicos gobernantes. Casimiro III el Grande (1333-1370) otorgó a Cracovia una de las primeras universidades de Europa, y levantó una extensa red de castillos y fortificaciones por todo el país. A lo largo de los siglos de expansión que siguieron junto con la reducción del territorio y la fluctuación de riqueza y pobreza, las infraestructuras legadas por Casimiro III se mantuvieron en pie; la mayoría de los problemas provenían del exterior.

La estabilidad interna se tambaleó en el siglo XVII. Con el parlamento paralizado por la estipulación de que cualquier ley podía ser vetada por la negativa de un solo miembro, pasaron décadas sin aprobarse ley alguna, frustración que provocó tensiones. La nobleza actuaba de forma independiente usurpando los derechos políticos y gobernando sus tierras como auténticos señores feudales; paralelamente, los invasores extranjeros -rusos, tártaros, ucranianos, cosacos, otomanos y suecos- se repartían el territorio polaco.

A finales del siglo XIX, Polonia estaba sumida en el caos. Cuatro millones de personas habían fallecido a causa de las guerras, la hambruna y la peste bubónica; mientras, Rusia, Prusia y Austria ensayaban cómo repartirse el botín polaco. A pesar de una teórica recuperación económica, la pobreza imperaba en la zonas rurales y aproximadamente una quinta parte de los veinte millones de habitantes emigraron, principalmente a Estados Unidos.

La situación empeoró con la llegada de la I Guerra Mundial. El enfrentamiento entre las tres potencias que ocupaban Polonia discurrió, principalmente, en territorios habitados por polacos, que con frecuencia eran reclutados por alguno de los frentes y obligados a combatir entre ellos. El número de muertes y la magnitud de la destrucción resultan asombrosos. Durante la confusión que siguió a la contienda, y aprovechando la situación revolucionaria en Rusia, Polonia reunió los escasos territorios disponibles para formar una identidad soberana e intentó construir una nación independiente prácticamente de cero. Los progresos de este monumental proyecto concluyeron con el estallido de la II Guerra Mundial, cuando Alemania, y posteriormente la Unión Soviética, ocuparon Polonia con avidez, y sometieron por medio de la violencia a sus habitantes; los nazis se centraron particularmente en la población judía.

El gobierno polaco en el exilio estableció una alianza de facto con Stalin, un compadrazgo obsceno que poco aportaría a los polacos que aún permanecían en el país. La Unión Soviética envió soldados polacos mal equipados para absorber proyectiles nazis, y luego enviar al ejército rojo, que se llevaría toda la gloria, además de un pedazo del territorio polaco. En 1945, Polonia estaba -una vez más- devastada, y más de seis millones de sus ciudadanos habían fallecido, la mitad de ellos, judíos. En la Conferencia de Yalta, el 11 de febrero de 1945, Roosevelt, Churchill y Stalin fijaron las fronteras de Polonia en la línea Curzon al Este y en la línea Oder-Neisse al Oeste, y dejaron el país en manos de los soviéticos. De esta forma, se transformó en escenario de actos de represión y violencia al más puro estilo estalinista. Los polacos nunca aceptaron esta forma política y durante el período comunista se sucedieron innumerables huelgas.

A medida que disminuían las esperanzas de prosperidad, el sindicalismo obrero aumentaba con el apoyo de intelectuales comprometidos. La triunfal visita del papa Juan Pablo II a su tierra natal en 1978 sirvió para intensificar la agitación política. La organización y la unidad del movimiento obrero eran superiores a las mostradas por la desmoralizada administración comunista y, en la década de 1980, el gobierno se mostraba incapaz de silenciar a sus oponentes. Las iniciales exigencias de aumentos salariales pronto se tornaron en reivindicaciones políticas y económicas. Las delegaciones de obreros polacos se unieron bajo la bandera de la central sindical Solidaridad, dirigida por Lech Walesa.

Solidaridad influyó notablemente en la sociedad polaca, obteniendo diez millones de miembros en su primer mes, un millón de los cuáles procedía de las filas del Partido Comunista. Después de más de una generación de sometimiento, los polacos se lanzaron a una suerte de democracia espontánea y caótica. Aunque el gobierno había concedido a los obreros el derecho a la sindicación y a la huelga, la situación se les escapaba: en 1981, se instauró la ley marcial, Solidaridad fue declarada ilegal y muchos de sus líderes, Walesa incluido, fueron arrestados. Los abusos de la ley marcial fueron amainando paulatinamente, pero Solidaridad se vio obligada a actuar de manera clandestina, hasta que la perestroika de Gorbachov alcanzó a Polonia.

En 1989, en unas elecciones semilibres, los miembros de Solidaridad obtuvieron una abrumadora mayoría de los puestos de la cámara alta del parlamento. Walesa fue elegido presidente en 1990, pero su gobierno pasó gradualmente de un estado de euforia a la desilusión. No hubo milagros económicos ni estabilidad política, y la mayoría de los partidos políticos y del electorado cuestionaron repetidamente tanto su estilo de gobierno como sus logros.

Los antiguos comunistas Aleksander Kwasniewski y Wlodzimierz Cimoszewicz sucedieron a Walesa a finales de 1995 y gobernaron hasta los últimos coletazos de 1997, cuando Jerzy Buzek, que encabezaba una coalición liderada por Solidaridad, tomó las riendas. Poco después, Aleksander Kwasniewski, candidato de la Alianza de Izquierda Democrática, obtuvo de nuevo el control político, siendo reelegido en octubre de 2000 para un segundo período presidencial. En esas mismas elecciones, el antaño venerado Walesa obtuvo menos de un 1% de los votos.En 1999, Polonia se convirtió en miembro de la OTAN.

Un día después del ingreso de Polonia en la Unión Europea, en mayo de 2004, el gobierno del entonces primer ministro L. Miller (ADI) dimitió en pleno como consecuencia de un escándalo financiero y su lugar fue ocupado por el político del mismo partido Marek Belka.

El 2 de abril de 2005 el país pierde a su "hijo predilecto", Juan Pablo II (Karol Wojtyla) nacido en Wadowice, sur de Polonia.

Comidas

Con sus espesas sopas y salsas, la abundancia de patatas y de bolas de masa hervidas, el predominio de platos de carne y la ausencia de verduras, la comida polaca resulta abundante y sacia. La lista de ingredientes más característicos incluye el eneldo, la mejorana, el carvi y las setas silvestres; entre los platos más populares se distinguen el bigos (col fermentada y carne) y el barszcs (sopa de remolacha).

En Polonia se efectúan cuatro comidas: un desayuno temprano, un almuerzo ligero a media mañana, una comida copiosa después del trabajo, y una cena escasa antes de acostarse. El té y el vodka son las bebidas más tradicionales en Polonia, y ambas se consumen con entusiasmo, aunque con distintos efectos.

Cultura y curiosidades 

Con una población mayoritariamente católica, las celebraciones religiosas son de suma importancia. Se evidencia durante la Navidad y la Semana Santa, aunque cualquier domingo basta para hacerse una idea de la devoción y el fervor religioso de los polacos. Todas las iglesias (y existen bastantes) se encuentran abarrotadas durante las misas dominicales

En general, no resulta peligroso llevar efectivo mientras se viaja por Polonia. Los cheques de viaje pueden canjearse con relativa facilidad, pero se consigue un cambio más favorable con billetes. Las tarjetas de crédito se están popularizando -se pueden utilizar en buenos hoteles y restaurantes, alquiler de vehículos y transporte de largo recorrido.