Los templos de Khajuraho son una de las maravillas de la India, inmediatamente detrás del Taj Mahal y equiparables a Benarés, Jaipur y Delhi. En los albores del s. XI, la arquitectura de la India medieval alcanzó la perfección, sin la utilización de arcos ni bóvedas.

Estos monumentos son soberbias manifestaciones de la arquitectura indo-aria, pero son los elementos decorativos con que fueron profusamente embellecidos los que ha dado tanta fama a Khajuraho. Los escultores han representado muchos aspectos de la vida en la India de hace un milenio: dioses y diosas, guerreros y músicos, animales reales y mitológicos.

El arte de Khajuraho ofrece un fantástico repertorio de escenas que años atrás se calificaron de licenciosas y pornográficas. No se tratan de escenas aisladas, ocultas a la visión de los fieles, esculpidas en la sombra como en Pompeya y Herculano, sino que el tema erótico constituye el motivo principal de la fachada de los santuarios.