Helsinki, la capital finlandesa de verdes parques y canales, es el centro financiero y económico del país y gracias a sus plazas, mercados y cafés al aire libre es ideal para pasar el verano. Algunos de los museos más importantes del país se encuentran en esta ciudad como el Ateneum, que tiene colecciones desde el s XIX, el Muso Nacional en el que se pueden ver objetos etnológicos; el Raitioliikennemuseo (Museo del Tranvía) y el de La casa del trabajador donde se pueden conocer las condiciones de vida entre 1909 y 1980. Otros lugares que vale la pena visitar son la Iglesia de la Roca, donde se pueden disfrutar conciertos además de asistir a los servicios religiosos; el dormitorio de Espoo, el famoso pintor finlandés; y los teatros, pubs y clubes nocturnos. Otra buena opción es un viaje a la isla de Suomenlina, donde se puede visitar las ruinas de su fortaleza, los búnkeres y cuevas que se encuentran al lado o el Museo Ehrensvard.
En la zona de los lagos de Savonlinna se encuentra el castillo de Olavinnlinna, una de las principales atracciones del país, construido para la protección del imperio sueco-oriental durante la segunda mitad del 1400. Al castillo sólo se puede ingresar en una de las visitas guiadas programadas cada hora a través del puente levadizo flotante. Una vez adentro se pueden visitar los dos museos que relatan la historia del lugar y exhiben tesoros de la iglesia ortodoxa.